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domingo, 11 de diciembre de 2011

Aurich le ganó a Alianza Lima en Matute por estas razones

1.- Porque Umaña acertó en los cambios y Ciciliano fue figura: Juan Aurich necesitaba ganar para forzar a un tercer partido y Umaña decidió arriesgar en el segundo tiempo. El técnico, un viejo zorro para disputar finales, mandó al terreno de juego a Zúñiga y Ciciliano. El ‘Cachete’ hizo el gol del triunfo y el volante colombiano le cambió la cara a su equipo: jugó e hizo jugar, generó peligro, manejó los tiempos y se convirtió en figura.
2.- Porque Arrué cometió un grueso error: Cuando Alianza se quedó con un jugador menos por expulsión de Bazán, Miguel Ángel Arrué debió reforzar la banda izquierda de su equipo y hacer un cambio para ayudar en las labores de marca a Luis Trujillo. Alianza tenía la libertad para defenderse y cerrar el partido porque el empate le bastaba para ser campeón, pero el DT apostó por hacer variantes en ataque y lo pagó muy caro. ¿No debió meter a Manuel Corrales? Otra pregunta para el DT chileno: ¿si Arroé estaba en buen nivel, por qué lo sacó del once titular?
3.- Porque en Aurich apareció el goleador: El salvador del Aurich no fue el panameño Luis Tejada, el máximo artillero del torneo, sino Ysrael Zúñiga, experimentado atacante que ha sido carta de gol con todas las camisetas que vistió. El ‘Cachete’ puso el descuento en el partido de ida en Chiclayo y hoy se encargó de darle vida al ‘Ciclón. En Alianza ni Ovelar ni Fernández pudieron hacer daño en el arco de Diego Penny. Los goleadores tienen que aparecer en los partidos más importantes, y hoy los atacantes blanquiazules no lo hicieron.
4.- Porque Montaño se borró: Johnnier Montaño era el llamado a desequilibrar en una cancha que conoce a la perfección, pero a diferencia de los ‘distintos’ del Aurich (Ciciliano, Chiroque, Merino), no apareció nunca en el partido. El colombiano, incluso, se fue expulsado por agredir a un rival y abandonó a su equipo cuando más lo necesitaba.
5.- Porque Alianza se tocó de nervios: Alianza jugaba en Matute y necesitaba apenas un empate para conseguir el título. Los íntimos tenían servido en bandeja el título del campeonato, tanto así que un arriesgado hincha se animó a pedirle matrimonio a su pareja en el entretiempo. La fiesta estaba casi completa. Pero los jugadores blanquiazules no supieron manejar la presión y se vieron psicológicamente desbordados. Los íntimos no solo perdieron la cabeza, perdieron también la opción de dar la vuelta en Matute por sexta vez en su historia.

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